Nosotros

El estudio fue fundado por el Dr. José Vicente Adolfo Purpi (UBA) en el año 1972 en San Isidro, donde hoy continúa desarrollando su actividad profesional.
El mismo año se inauguró el actual edifico de tribunales.
Cinco décadas ininterrumpidas en un mismo lugar que posee una idiosincrasia particular nos posicionan en un sitio de privilegio del cual nos sentimos orgullosos, sin que ello signifique que día tras día nos esforcemos en superarnos.
Cumpliendo uno de los «Mandamientos Éticos del Abogado» de Eduardo J. Couture: Ama a tu profesión – trata de considerar la abogacía de tal manera que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que se haga abogado, en 1998 se incorpora su hijo, el Dr. Diego Fernando Purpi (UMSA).
El permanente y ordenado crecimiento, junto al ingreso de abogados especialistas en distintas áreas de trabajo, nos permite 50 años después, continuar ofreciendo un servicio de excelencia, personalizado y ágil, adecuado a las necesidades de nuestros clientes.

Somos un Estudio tradicional y de reconocida trayectoria en el Dpto. Judicial de San Isidro.
Ofrecemos un servicio jurídico integral con especialistas en diversas áreas de trabajo.
Buscamos soluciones prácticas, económicamente viables y seguras.
La negociación permanente como ideología y método es la modalidad trabajo. Respetando siempre el interés del cliente, entendemos que la negociación es una herramienta vital. Evitar litigar durante años en un sistema lento por naturaleza no hace mas que sus derechos se vean diluidos en el tiempo.
Ofrecemos asesoramiento legal de alta calidad con un enfoque personalizado ágil e innovador en el logro de los objetivos de nuestros clientes.
Realizamos continuas inversiones en tecnología, asistimos a seminarios, cursos y post grados con la única finalidad de tener todas las herramientas para que los problemas se conviertan en soluciones.
Nos sentimos orgullosos de la calidad de servicios que prestamos, ponemos particular énfasis en la idoneidad, celeridad y en la atención personalizada.

Nuestras oficinas, situadas en el casco histórico de la Ciudad de San Isidro, próximo al edificio de Tribunales, poseen las características, dimensiones, instalaciones y tecnología necesarias para brindar asesoramiento de excelencia.
La diversidad de género y la juventud son dos características que priorizamos.
La camaradería, compañerismo y solidaridad son los pilares de nuestra estructura humana.
La incorporación de nuevos conocimientos, análisis interdiciplinario del problema, búsqueda de soluciones en equipo y desarrollo de una estrategia es nuestra forma de trabajo.
Los socios del estudio, los especialistas de áreas, procuradores y administrativos formamos un equipo unido aportando lo mejor de cada uno hacia el estudio, lo que luego se ve reflejado en la atención al cliente.
Integramos equipos multidisciplinarios con el objetivo de encontrar soluciones a cada problema analizado desde diversos enfoques.

Los accidentes de tránsito y de trabajo provocan consecuencias físicas, psicológicas y económicas, que deben ser reparadas integralmente.
La desinformación, apuro y necesidad, alejan a la víctima de una indemnización justa.
Ante un accidente es de vital importancia consultar con un abogado especializado, realizar una evaluación física y psicológica, antes de comenzar una negociación con la aseguradora o ART.
Son innumerables los abusos que sufre un accidentado. El avasallamiento por parte de personas que ofrecen servicios o asesoramiento sin ser abogados y el incumplimiento de obligaciones por parte de las ART son solo algunos. El abogado es quien debe asesorar mientras que la víctima solo debe preocuparse por las dolecencias padecidas.
Ocurrido un siniestro deben realizarse diligencias en fiscalía, ponerse en contacto con la aseguradora, verificar que la ART cumpla con sus obligaciones, etc.; omitir estos pasos puede provocar hasta la pérdida de la indemnización correspondiente.
La reparación integral incluye no solo el daño físico (patrimonial) sino el psicológico (su tratamiento), el daño moral (perjuicios no patrimoniales), el lucrocesante y otros rubros que tratan de colocar a la víctima en una situación similar a la que se encontraba antes del accidente.